«La universidad tiene que liderar la Agenda 2030», por Cristina Gallach
Presentación del rector
Apreciadas y apreciados:
El desaparecido físico inglés Stephen Hawking aseguraba que la empatía salvaría la humanidad. Esta facultad de ponerse en el lugar del otro tiene consecuencias en la cotidianidad, pero sobre todo las tiene para el futuro, puesto que implica la búsqueda de horizontes de mejora para garantizar que las generaciones que vendrán heredarán un mundo más viable, justo y esperanzador. Aquí radica la explicación última de cómo, en momentos de conmoción extrema, surgen iniciativas que levantan la mirada del día a día y se proyectan para pensar el mundo de mañana. Sirva como ejemplo la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada en 1948 en un mundo de posguerra y división de bloques. Más de medio siglo después y todavía bajo el impacto de las últimas crisis mundiales, las Naciones Unidas pusieron sobre la mesa los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), concretados en la llamada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Esta nueva y perfeccionada Declaración Universal nos interpela como sociedad en general y como universidad en particular. Los ODS nos sugieren un campo de juego, nos dibujan unas líneas de trabajo interconectadas, nos imaginan un futuro mejor. Como nos recuerda en su lección inaugural Cristina Gallach, alta comisionada española para la Agenda 2030, se trata de fijar «una lengua común» para poder entenderse y, sobre todo, para disponer de una palanca capaz «de marcar un cambio a una situación compleja» como la actual.
La asunción de la Agenda 2030 por parte de la UOC se ajusta perfectamente a su espíritu fundacional y, sobre todo, facilita la consecución de su misión como centro educativo y de investigación con voluntad de incidencia social, de activación del talento y de promoción y conexión del conocimiento. Las universidades ya no responden a aquella definición anquilosada que las describía como un extraño cruce temporal, en la cual gente formada en el pasado participa en el presente de la educación de los que decidirán el futuro. Hoy la consolidación de la formación a lo largo de la vida, el dinamismo de la oferta y la demanda educativas y la irrupción de nuevos modelos pedagógicos, tecnológicos y organizativos nos han hecho más transversales, más necesarias, más disruptivas.
Incorporar la Agenda 2030 a nuestra docencia, a nuestra investigación, a nuestra gestión, a todos los ámbitos propios de la UOC, es nuestro compromiso de coherencia con nuestra trayectoria, nuestra responsabilidad hacia el presente y nuestra apuesta por el futuro. Arraigados en nuestro entorno, sea Sant Quirze de Besora como Gallach o la barcelonesa avenida del Tibidabo como la UOC, y proyectados en el mundo, participando de un mañana común. No hemos elegido el camino más fácil, pero es que, en palabras de la catedrática de Cambridge Mary Beard, el papel delacademia es hacer entender que las cosas no son simples, sino complejas. En este sentido, los objetivos marcados por la Agenda 2030 son ambiciosos, pero en juego estáel horizonte de las siguientes generaciones. ¡No es poca cosa!
¡Feliz curso 2019-2020!
Josep A. Planell
Rector de la UOC