En el ámbito académico, profesional y social en general, un buen texto es el que logra su propósito comunicativo. Como se trata de textos de carácter funcional, la transmisión correcta y rápida de la información determina su éxito. Es decir, se mide la calidad de un escrito por su eficacia comunicativa. Las propiedades de un buen texto deben ser las siguientes:
Tiene que haber adecuación de los diversos componentes a la situación comunicativa:
- El emisor: quiénes somos como redactores, en nombre de quién escribimos, qué rol representamos...
- El receptor: cómo nos relacionamos con él y nos dirigimos a él.
- El canal: cómo utilizamos la vía de transmisión (electrónica, papel...).
- El código: cómo utilizamos la lengua escrita y las convenciones del código escrito.
- El contexto: el momento, el objetivo, la actividad relacionada, las circunstancias...
La coherencia es la propiedad que confiere significación global al texto mediante la progresión temática y las relaciones que se establecen entre las ideas. El orden de las ideas y su distribución en párrafos y apartados son recursos esenciales para conseguir un texto coherente y una comunicación efectiva.
Entre las ideas de un texto se establecen relaciones de causa, consecuencia, orden cronológico, etc. La cohesión es la propiedad textual que define esta red de relaciones lógicas entre las ideas. Todos los nexos lingüísticos entre las palabras y las frases son elementos de cohesión: las conjunciones, los signos de puntuación, los recursos para repetir un concepto anterior sin repetir la misma palabra (por ejemplo, sinónimos y pronombres)...
La corrección consiste en la adecuación del texto a las normas de la lengua en la que se escribe. Además de los errores ortográficos, hay que prestar atención a los extranjerismos innecesarios, los errores en la conjugación de los verbos, las concordancias, el uso de los signos de puntuación... Deben consultarse las dudas lingüísticas, sean ortográficas, gramaticales, de significado o de aceptación de una palabra (hay diccionarios y otros recursos en la red para hacerlo sin mucho esfuerzo).
La legibilidad es la facilidad con que se puede leer y comprender un texto. Se consigue con un lenguaje accesible o sencillo: palabras no rebuscadas y de significado concreto, frases ordenadas... Las palabras muy técnicas y poco habituales, el abuso de conceptos abstractos y el exceso de frases complejas —con incisos y subordinadas— dificultan la lectura.
También existen recursos gráficos que aumentan la legibilidad de un texto: tamaño de letra adecuado, espacios blancos entre apartados y párrafos, marcas de énfasis como la utilización de negritas para los títulos o las palabras clave...
La lectura de textos técnicos y científicos puede comportar ciertas dificultades por la especificidad del tema y la presencia de términos especializados que se alejan de la lengua común. Pero estos deberían ser los únicos obstáculos para un lector no especializado. No hay ninguna razón para que este tipo de texto utilice también un estilo de lenguaje complejo y poco legible.